Situado a caballo entre la trama urbana y el suelo no urbanizable, el edificio polivalente de Granollers explora el límite conceptual del territorio, entre el paisaje natural del Vallès y la ciudad.

La propuesta demuestra una gran habilidad integrándose en el entorno y revaloriza el conjunto del parque hospitalario gracias a su implantación. Mediante un elegante sistema compositivo de fachada, que ordena el conjunto del edificio, y la disposición inteligente de tres grandes patios, la luz y la naturaleza se adentran en el edificio, aportando en todo momento una gran sensación de confort, amabilidad y calidez a su interior.

Más de noventa puntos de atención para urgencias, una UCI estructurada de diez boxes y una sala de pandemia con veinte camas de críticos es la respuesta funcional más notable del nuevo edificio. Sin embargo, la propuesta no sólo es el propio edificio, sino también la previsión del futuro crecimiento del Hospital de Granollers. La infraestructura contempla su crecimiento y ampliación incorporando un futuro bloque quirúrgico y hasta cuatro plantas de hospitalización.

A mayor profundidad, el edificio esconde bajo tierra y vegetación casi dos mil quinientos metros cuadrados de sótano repartidos entre almacenes, vestuarios y una gran planta técnica de instalaciones que resulta indispensable para las necesidades actuales y futuras del edificio.

El breve plazo de realización (catorce meses de proyecto y obra) y el ceñimiento al presupuesto de adjudicación no han reducido la calidad arquitectónica y de ejecución del centro, gracias sobre todo al trabajo colaborativo y a la metodología implantada en su desarrollo, pero también al esfuerzo, compromiso, valentía y talento de todo el equipo que lo ha hecho posible y que ha participado en él.

Un proyecto y obra, donde pese a la velocidad en su construcción y diseño, todas las piezas se han acabado ajustando, encontrando su lugar. Sin anécdotas y de forma precisa el edificio hospitalario de Granollers contiene todo aquello que le es imprescindible.